miércoles, 13 de mayo de 2009
Hipótesis de un vaso vacío
Donde el autor abandona poses apocalípticas y procede, de una manera pseudoforense y metacientífica, a celebrar la epifanía de la primavera verano.
Vaso en primero plano con un hielo. A través del primer vaso se ve un segundo vaso con una estocada de cuchara y los bordes inferiores oscuros, marrones. A la derecha del vaso visto a través del primer vaso vemos un tercer vaso con los restos de un brevaje oscuro y una mota amarilla. Sí, fíjense bien, un puntito amarillo a la izquierda del vaso de la derecha.
Todo esto sucede sobre un mantel de cuadros azules y blancos. Mantel un poco de abuela y un poco de verano.
Un sobre de azúcar blanco y amarillo.
Detrás de los tres vasos (del primer vaso, del vaso visto a través del primer vaso y del vaso a la derecha del vaso visto a través del primer vaso) se ven los brazos de una chica de pelo largo y pulsera de colores. ¿Estará apoyando su barbilla en la mano? ¿Se aburrirá? ¿dónde estamos?
En cualquier caso, me atrevo a sugerir, uniendo todas las piezas, que en esa mesa se han tomado tres cafés con hielo, uno de ellos con una rodaja de limón, que es como se deben tomar los cafés con hielo, cuya temporada se extiende (dependiendo del lugar y del estado de ánimo) desde mediados de mayo a mediados de septiembre.
En Valencia al café con hielo lo llaman café del tiempo.
Pero algo me dice que esta foto no está tomada en Valencia.
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