lunes, 26 de abril de 2010

Pequeño informe para insomnes peninsulares

                                 Foto de Alejandro Monge Acevedo descubierto por Ramón Peco en Soitu

Donde el autor cede la palabra a Luigi, su corresponsal dedeista en México DF. Sostiene el autor que este blog debe caer a la banda, ensanchar el campo y dar cabida a las jóvenes promesas del universo enzyklopédico. Pura coherencia, pues la enzyklopedien nació con vocación poliédrica, polimórfica, politoxicómana y, sobre todo, con una asombroso sentido de la geometería y, como diría Gil de Biedma, con una imposible tendencia al mito. He aquí, casi íntegra, la postal.

por luigi, joven promesa del tenis valenciano

Así que Canetti tenía planeado acabar con la muerte. Para todos los seres humanos. Já. También dijo: "Es demasiado fácil morir". Tenía razón.

El último gran terremoto de México fue en 1985, hace 25 años. Fue el más mortífero sufrido por el país. En Ciudad de México, numerosas estructuras se derrumbaron y dieron lugar a zumo humano en gran cantidad. Zumo humano.

Hay algo bello en las ciudades iluminadas. Quizás sea el temblor de las luces, que nos recuerda a otras sustancias que también tiemblan: el sudor, el semen, la sangre, las lágrimas.

Escribo esto a las 15.14 en México DF -22.17 en España-, mientras bebo con parsimonia una cerveza Indio, quizás mi favorita entre las que he probado en este bello país en mis tres primeras semanas. Dentro de un rato me marcho a un concierto, un minifestival indie donde lo más granado de la modernidad defeña -todos los modernos son iguales en todas partes, del mismo modo que todos los osos pandas, las librerías o las fuentes son iguales en todas partes- moverá los pantalones ajustados a ritmo de deerhunter, the big pink y algunas bandas mexicanas (escuchad Los Amparito, son buenos).

Ya tenemos casa y, aún más importante, internet. La casa se sitúa en un barrio encantador y decadente -aunque seguro; eso nos han dicho- llamado Cuautéhmoc, bastante céntrico, cuyas calles todas llevan nombres de ríos. Es muy agradable pasear por el  Danubio, el Po, el Niágara o incluso el Ebro: los paseos se transforman así, a poco que eleves ligeramente los pies, en fantásticos recorridos en barca. Nosotros vivimos en Río Tíber, lo que nos acerca a Roma, aunque el crucigrama de ríos es amplio e incluye representantes de todos los continentes. Puedes ser atropellado en el caudaloso río Hudson o besar a una rubia de pechos perfectos a la orilla del Volga. ¡Y todo a diez minutos de casa! ¿No es genial?

Estas tres primeras semanas las he dedicado, básicamente, a hacer el amor y a acondicionar la casa, dos actividades que se retroalimentan entre sí. La primera me gusta mucho, la segunda no tanto. También he paseado bastante, recogiendo las primeras muestras del material genético que hace a toda ciudad única: detalles específicos, insignificantes a veces, la mayoría ya invisible para los autóctonos, pero que al recién llegado no dejan de asaltarle como lobos luminosos durante las primeras semanas.

¿El ADN defeño? Las jacarandas y sus flores azuladas, el caos circulatorio, la presencia de innumerables Volkswagen escarabajo (aquí llamados Vochos), las vírgenes, los puestos callejeros de comida, la amabilidad un tanto exasperante, la espectacular luz de los atardeceres, las sutiles diferencias lingüísticas, la comida indefectiblemente sabrosa. Un ejemplo, la fruta. Hacía tiempo que no probaba fruta tan rotunda. Es casi como comer colores.

En cuanto a mi relación con la rubia cósmica, todo fantástico entre las jacarandas. Ella trae dinero a casa, yo preparo paellas con romero y le compro libros. Está bellísima, le sienta bien eso de ser jefa. La tibieza del clima mexicano contibuye a que sus formas se realcen y yo, que no soy más que un titiritero, me dedico a moldearlas con pasión.

Espero que estéis todos bien, los padres con sus hijos, los novios con sus novias, los solteros con las putas luminosas que pueblan la ciudad.

Me gustaría mucho recibir noticias vuestras. La casa tiene cuarto de invitados -todavía no he sido suficientemente insoportable para probar sus mieles, pero seguro que se duerme bien-, así que ya podéis ir pensando en beberos el Atlántico conmigo.

Abrazos de vuestro Luigi/Luiso/Grosset/Tolesú/Sobrinet/Bopo/Terreta desde Ciudad de México
PD: disculpad el correo común, pero se me hace imposible dedicarme, como Cristiano, a las individuales, tal es el reguero de cariños que he desperdigado por el mundo.

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