miércoles, 29 de julio de 2009

La bien querida

Donde al autor baja a Extremadura para escuchar una copla y termina en Portugal viendo el tour de Francia



Fui a Extremadura a escuchar una canción, pero llegamos tarde, pero no importó porque atardecía y a lo lejos se veía el castillo de Alburquerque y le pregunté al piloto cómo se llamaban aquellos árboles, sé poco de flora, se poco de fauna, no se describir paisajes, pero aquel paisaje al atardecer (diría sin pudor que bañado por luz de melocotón, pero qué cursi) exigía memorizar una descripción y para eso necesitaba palabras que desconozco.

Al día siguiente crucé a Portugal por un tronco sobre un río. Y esto es Portugal, dijo mi anfritrión. A los 10 segundos volvimos a España y yo tenía miedo de caerme al riachuelo por culpa de mis chanclas frágiles y deslizantes sobre el rugoso tronco. Me hablaron de contrabandistas, que aquí llaman mochileros, que llevaban café hacia España y tocino hacia Portugal y que han desaparecido, los contrabandistas, que aquí llaman mochileros, por culpa del mercado único de la Unión Europea.

Volvimos a cruzar a Portugal, esta vez en coche, para comer en el restaurante de Joao Grosso en un pueblo llamadao Alegrete. El entrecote no era entrocot, sino costillas de color apagado, los langostinos estaban tan fritos que era imposible arrancarles la piel y el bacalao más salado de lo deseado. El postre era azúcar de color chocolate,pero la bica era contundente y en ese momento, en la televisión portuguesa que nadie veía, Contador le sacaba más de un minuto a Armstrong y Joao en persona nos despidió uno a uno con una solemne sacudida de mano justo antes de traspasar la puerta hacia la calle donde a esas horas solo había cuatro viejos, y aun ellos a la sombra, y quietecitos no fueran a morirse




Obviamente volvimos a España cantando coplas

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Estimado blogger:

Pase que las historietas de tu anfitrión en "la burranchona" sean las mismas tristes y aburridas con las que nos agasajó a sus ex-compañeros de despacho la primera ocasión en la que pisamos aquel fabuloso paraje, que si el límite con Protugal, que si los contrabandistas, que si a los gansos se los comen los meloncillos, que los caballos no se que, etc, etc...

Pero ahí con el tema Joao nos has molestado un pelín... En un entorno idílico allí en el pueblecillo portugués en la montaña, un restaurante que tiene una terracilla de chapa en plena cuesta con una pendiente media del 43% es imposible que sea tan malo... El problema fue la elección, dirigida y recomendada por el sr. padre del anfitrión (que también tiene lo suyo), a la que Uds. hicieron caso... Para próximas ocasiones, recomendamos encarecidamente unas migas que te ponen en tremenda fuente (ya sean de pan o de patata) con toda la chaceinería habida y por haber, toda una oda al colesterol!!!!!... Con esta sugerencia, tu opinión sobre las dotes culinarias de la señora del bueno de Joao cambiarían radicalemente... Mucho más cuando te colocan en una mesa en la que estando sentado en la misma, no tienes más que realizar un pequeño giro de cadera para poder lavarte las manos en un estupendo lavabo ubicado con muy buen gusto y oportunidad...

Anónimo dijo...

Poco más se puede esperar de un tío que cruza un arroyo en chanclas...