miércoles, 22 de abril de 2009

Oda al jet lag



Donde el autor muestra los efectos de acumular jetlags de forma compulsiva y se pregunta, entre lineas, si alguna vez volvera a dormir mas de tres horas seguidas y de ser asi, si es posible que no sean horas febriles, ligeras y confusas. Pide el autor disculpas por las erratas, porque este teclado no es como mi teclado y hay acentos y enyes que, sencillamente, no existen

Tokio con jetlag.
Sushi con ibuprofeno,
con suenyo y con extranyas agujetas que me hacen pensar en algo parecido a la gripe.
(pero no es gripe).
Finalmente,
dolor de muelas.

Si en Tokio, con jetlag, la guia japonesa con acento mexicano de Oaxaca dibuja circulos sobre un mapa, preferirias que no terminara nunca, porque es lo mas parecido a una nana o a una caricia y porque no hay nada como ver a otra persona dibujando o escribiendo.

y apenas hay papeleras en Tokio, me explican mas tarde,
por miedo a atentados con bombas de gas sarin
y en el cruce de Shibuya un loco mato a punyaladas a varias personas
y en breve habra un gran terremoto.
Este tipo de cosas me explica la guia turistica.

Compre carne de ballena enlatada
y los campeones de Sumo son ahora mongoles
bulgaros
e incluso argentinos
Se esta perdiendo la tradicion, escucho.

y todo el mundo usa paraguas transparentes y en los hoteles, cuando se cierran los ascensores, ves a una persona inclinada que no levanta la cabeza hasta que tu ya has desaparecido.

En los trenes balas, de noche, hay luz de lonja de pescado, de frigorifico industrial, y en esos casos es dificil dormirse y facil sentirse un atun con las tripas y la cola abierta.

3 comentarios:

fon dijo...

"Luz de lonja de pescado", parece el título de un libro de poemas... Salud y que no se te rasguen los ojos...

INMA dijo...

Hola Ambrosius

Acabo de leer tu crónica sobre cómoe estás atrapado en un hospital tras viajar a México, soy periodista y me gustaría ponerme en contacto contigo.

Mucho ánimo,

Inma
micportalo@yahoo.es

Anónimo dijo...

Hola: Acabo de leer tu relato desde el hospital. A pesar de lo triste de las circunstancias confieso que me reí con la historia, la supiste contar con la gracia e ironía que logra salvarnos de los peores momentos.

Animo, paciencia y que todo vaya mejor.


andrea.carrenno@gmail.com