domingo, 23 de noviembre de 2008
Kincón y otros malentendidos
En donde el autor se hace eco de una nueva campaña publicitaria que consiste en inventarse una nueva palabra, Kincón (Dícese de aquel prendado de un amor imposible)basada, obviamente, en la bestia cinematográfica del mismo nombre pero distinta grafía;y no sólo celebra la iniciativa (que consiste también en presionar a la RAE para que incluya Kincón en el diccionario), sino que se suma a ella, anima a sus hipotéticos lectores a hacer lo mismo y cuelga una fotografía en donde una mujer de piernas largas y de espaldas ilustra, por sí sola, el significado de esta nueva voz. Y como King Kong es una bestia y la ciudad que rodea a la mujer de la foto es Berlín, el autor cree sobradamente justificada la inclusión de este post en este blog sobre lugares, gentes, bestias y otros hechos asombrosos. Pero por si acaso no fuese suficiente, el autor se permite finalizar el domingo con una duda presentada en formato poético interrogativo, un vicio propio de blogueros perezosos y admitámoslo, un punto superficiales
¿Quién no ha confundido alguna vez King Kong con Hong Kong?
Hong Kong con la capital de Singapur
Singapur con la capital de Malasia
Malasia con un archipiélago del Pacífico
un archipiélago del Pacífico con el Mar de los Sargalos
El mar de los sargalos con una banda de narcotraficantes gallegos
una banda de narcotraficantes gallegos con unos ganaderos jugando al mus
unos ganaderos jugando al mus con una escena pintoresca
una escena pintoresca con un reportaje de viajes
un reportaje de viajes con un publireportaje
un publireportaje con una necrológica
una necrológica con un soneto
un soneto con unas piernas largas
y unas piernas largas y de espaldas con un amor no correspondido
y un amor no correspondido con un Kincón
(pronúnciese King Kong)
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4 comentarios:
Me gusta la poesía.
Confiesa, Ambrosius ¿quién inspira tus viajes a los lugares y hechos más asombrosos?
La respuesta es sencilla: la rutina de la redacción.
Vaya, confiaba en tu lírica para definir a la musa. A veces eres muy prosaico, no debería olvidarlo.
Es el mar de los Sargazos, no de los Sargalos, pero haré como que es un error poético:
mar de los sargalos
No suena mal.
Luego no soy tan prosaico
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