lunes, 15 de noviembre de 2010

el peligro de las esculturas políticas





Donde el autor regresa con una pequeña historia de insospechadas lecturas. Si esto cayese en manos de Vargas Llosa estamos convencidos de que sería convenientemente transformado en una Gran Metáfora de la Pequeñez Del Artista frente a los Totalitarismos Del Siglo XX.

Otakar Švec es el autor de la escultura El Motorista, que hoy puede verse en el Palacio de Muestras de Praga, junto a un skoda descapotable de la década de los 60. Es una pieza de estética futurista, una oda a la velocidad y a la tecnología y otros inocentes códigos estéticos de las vanguardias de entreguerras.

Escribo una guía de Praga, un trabajo aseado, mecánico, aburrido, relajante, bien pagado, y necesitaba colocar (no es que me lo hayan pedido, pero quiero ser asquerosamente freelance del mes y cubrirme las espaldas y las ortografías de cualquier crítica) ese acento circunflejo en forma de boomerang sobre la S de svec.

Fui a google y copy paste. Allá ellos luego con sus maquetaciones y sus tipografías. Yo les paso el word bien maqueado, lleno de símbolos extraños y nombres de calles que parecen nombres de vampiros.

Y en cinco líneas de wikipedia descubrí que Otakar Švec, aparte de su motorista, construyó en vida otros cuatro conjuntos escultóricos: los dedicados a Tomáš Masaryk (el primer presidente de la Checoslovaquia independiente, en 1918) y al sacerdote reformista Jan Hus (quemado vivo en el siglo XV en la plaza de la ciudad vieja) fueron destruidos por los nazis. La estatua de Roosevelt, en cambio, fue derribada por los rusos.

En los años 50 se presentó al concurso para diseñar la estatua de Stalin que había de erigirse en lo alto del parque Letna, a modo de Cristo paulista sobre el río Moldava y las cúpulas de Praga. Švec pensaba que el concurso estaría amañado y confiaba en quedar en segundo lugar. Pero tuvo mala suerte y ganó. Švec utilizó como modelo para cincelar a Stalin a un electricista de los estudios de cine Barrandov.

La escultura fue inaugurada el 1 de mayo de 1955. Medía 15 metros de alto y respondía al formato de líder al frente de una columna de heroicos trabajadores. Los vecinos de Praga lo apodaron la cola de la carnicería, en honor a las penurias del racionamiento.

Švec no estuvo presente en el acto de inauguración porque se había suicidado, al igual que su mujer, tres semanas antes con un escape de gas en su casa. El electricista de Barradov murió alcoholizado tres años después, supuestamente harto de que todo el mundo le apodase Stalin.

En 1962, por orden directa de Nikita Kruschov, la escultura de Stalin fue derribada y borrada del mapa con la ayuda de 800 kilos de dinamita.

2 comentarios:

Mylodon Darwinii Listai / Milodón dijo...

Espectacular texto.

Pero por algún motivo no podía parar de pensar en Pumuki al leerlo!
Malditos acentos circunflejos!

Gran Danés dijo...

Ay. La cantidad de veces que eché de menos a ese superstalin de 15 metros en mis paseos por el Letná.
En su lugar, la democracia ha colocado un metrónomo que parece un quijotesco molino de viento deconstruído.
A muchos les gustaría ver lo mismo en la cima del Valle de los Caídos.