Ancianas en abrigo de visón patrullando el Paseo de Pereda
(pronúnciese paseopereda, todo junto),
helados de regma con bolas muy grandes,
cuando seas mayor tomarás jaspeado de moca o jaspeado escocés,
mientras tanto fresa y chocolate,
en monerrys los helados son más suaves,
tienen menos grasa
y son más pequeños,
no esa vulgaridad inconmensurable de regma
que exige lametazos precisos
y urgentes
que conviertan la bola amorfa
en círculo perfecto
aquí está la sede mundial de banco de Santander
(pronúnciese bancosantander),
y a todo el mundo le hace mucha ilusión que la sede siga estando aquí
y no en Madrid
o en Shanghai
o peor aún, en Bilbao
(nos robaron el Gugenheim, los vascos, en principio se iba a construir al otro lado de la bahía)
debajo del arco de la sede mundial del Banco Santander
Eta,
celosa,
quiso aparcar una furgoneta llena de dinamita, y en verano hay helicópeteros patrullando los cielos y la gente se pregunta cómo es posible que desde tan arriba y tan rápido se puedan divisar terroristas tan lejos, y a continuación se enumeran todas las bombas de Eta en Santander
en La albericia
donde jugaba El Teka
en el aeropuerto
en los párkins subterráneos
en más sitios
por lo demás es fácil distinguir la surada del nordeste
hay más cosas que yo distingo
a bote pronto:
chocolate con churros
ballenas varadas
paraguas
katiuskas
rabas
pedreñera
godofredo
regma
los camposdesport del Sardinero
me gusta hablar del tiempo:
de los sesentadiasseguidossinparardellover
decirle a alguien de fuera hastaquetuvinistehacíauntiempoestupendo
mirar hacia arriba y miraquecielotanazulniunasolanube
echar la culpa al hombre del tiempo que pone nubes y rayos y truenos en el mapa de la tele
Me hace sentir más sabio
y no todo es perfecto: la gente también se suicida, pero no se tiran a la carretera,
sino desde lo alto del Faro (como el padre de un compañero de clase que no hablaba literalmente nada, pero que nos acompañaba a la playa y jugaba con nosotros a la cartas, a todo respondía con una sonrisa y no aportaba nada, pero tampoco molestaba)
o a la bahía después de una noche de marcha (como el amigo de un amigo; encontraron su cuerpo los jueces de mar mientras balizaban el campo de ragatas donde se iba a celebrar el campeonato regional de traineras, que ganó Pedreña)
y además a veces hay amigos que contraen enfermedades de nombres terribles como esquizofrenia, de la que me daba miedo todo, hasta pronunciarla en voz alta.
pero la bahía cada día me parece más bonita, y lo digo en voz alta a quien pasea a mi lado,
al fin y al cabo ¿a quién no le gusta meter mano a una chica junto a la bahía, a quien no le gusta cruzar en barco la bahía, sentarse en un banco de madera mirando la bahía?. Y a veces me envalentono y me prometo, de mayor, una casa en el paseopereda con vistas a la bahía, una casa con mansardas y galerías de madera blanca.
una profesora de piano,
(pronúnciese paseopereda, todo junto),
helados de regma con bolas muy grandes,
cuando seas mayor tomarás jaspeado de moca o jaspeado escocés,
mientras tanto fresa y chocolate,
en monerrys los helados son más suaves,
tienen menos grasa
y son más pequeños,
no esa vulgaridad inconmensurable de regma
que exige lametazos precisos
y urgentes
que conviertan la bola amorfa
en círculo perfecto
aquí está la sede mundial de banco de Santander
(pronúnciese bancosantander),
y a todo el mundo le hace mucha ilusión que la sede siga estando aquí
y no en Madrid
o en Shanghai
o peor aún, en Bilbao
(nos robaron el Gugenheim, los vascos, en principio se iba a construir al otro lado de la bahía)
debajo del arco de la sede mundial del Banco Santander
Eta,
celosa,
quiso aparcar una furgoneta llena de dinamita, y en verano hay helicópeteros patrullando los cielos y la gente se pregunta cómo es posible que desde tan arriba y tan rápido se puedan divisar terroristas tan lejos, y a continuación se enumeran todas las bombas de Eta en Santander
en La albericia
donde jugaba El Teka
en el aeropuerto
en los párkins subterráneos
en más sitios
por lo demás es fácil distinguir la surada del nordeste
hay más cosas que yo distingo
a bote pronto:
chocolate con churros
ballenas varadas
paraguas
katiuskas
rabas
pedreñera
godofredo
regma
los camposdesport del Sardinero
me gusta hablar del tiempo:
de los sesentadiasseguidossinparardellover
decirle a alguien de fuera hastaquetuvinistehacíauntiempoestupendo
mirar hacia arriba y miraquecielotanazulniunasolanube
echar la culpa al hombre del tiempo que pone nubes y rayos y truenos en el mapa de la tele
Me hace sentir más sabio
y no todo es perfecto: la gente también se suicida, pero no se tiran a la carretera,
sino desde lo alto del Faro (como el padre de un compañero de clase que no hablaba literalmente nada, pero que nos acompañaba a la playa y jugaba con nosotros a la cartas, a todo respondía con una sonrisa y no aportaba nada, pero tampoco molestaba)
o a la bahía después de una noche de marcha (como el amigo de un amigo; encontraron su cuerpo los jueces de mar mientras balizaban el campo de ragatas donde se iba a celebrar el campeonato regional de traineras, que ganó Pedreña)
y además a veces hay amigos que contraen enfermedades de nombres terribles como esquizofrenia, de la que me daba miedo todo, hasta pronunciarla en voz alta.
pero la bahía cada día me parece más bonita, y lo digo en voz alta a quien pasea a mi lado,
al fin y al cabo ¿a quién no le gusta meter mano a una chica junto a la bahía, a quien no le gusta cruzar en barco la bahía, sentarse en un banco de madera mirando la bahía?. Y a veces me envalentono y me prometo, de mayor, una casa en el paseopereda con vistas a la bahía, una casa con mansardas y galerías de madera blanca.
una profesora de piano,
escuchar una casette de Pedro y el lobo,
un colegio privado vagamente liberal en una capital de provincia vagamente británica,
luego un colegio público con bajadas de pantalones y profesoras redondas de faldas largas y relojes muy apretados que nos obligaba a cantar villancicos en inglés
pero no el de jingle bells
sino uno muy turbio sobre pecados y redenciones
También nos decía que era muy peligroso realizar espiritismo, un juego del que me daba miedo todo, hasta pronunciarlo en voz alta.
Le gustaba Jesús Hermida y Margaret Tatcher.
Si salías a la pizarra a recitar de memoria la biografía de un escritor la profesora de literatura te ponía un positivo,
si en clase de ética decías (después de haber levantado el dedo) que era de mala educación quitarte los mocos en público, también;
si eras del Barça, el profesor de historia y geografía te dejaba acercarte al encerado a mirar el mapamundi de cerca durante los exámenes de geografía. Luego también nos dejaba a los del Madrid, pero siempre más tarde y a mi me daba rabia, porque me había aprendido todas las capitales de memoria
(pero ¿a quien no le gusta aprenderse las capitales de memoria?:
Siriadamasco,
Libanobeirut,
la de matemáticas parecía un abogada laboralista con cáncer
era esforzada y se remangaba para despejar las equis de las ecuaciones
pero era inútil
con las matemáticas siempre es inútil
nos hacía leer las lecciones de matemáticas en voz alta,
así como la de literatura
nos hacía memorizar cifras.
pero también muchas cosas buenas
tuve una novia bailarina que besaba muy bien
la recogía en la escuela de danza y nos sentábamos con las piernas entrelazadas en el muelle junto a la bahía
un día me paró en el pasillo
durante el recreo
y me dijo que teníamos que hablar
y mi compañero de pupitre, que confundía la venus de milo con el torso de un hoplita griego
pero ¿quién no ha confundido nunca a la venus de milo con el torso de un hoplita griego a las 8:30 de la mañana un lunes?
me miró con compasión
y una chica con un novio muy mazado, que tenía un gimnasio,
y que, imaginaba yo,
podría partirme la cara en cualquier momento.
Era verano y la idea me gustaba
El único problema
es que no podía pasearla por la bahía
Luego me fui de Santander
luego un colegio público con bajadas de pantalones y profesoras redondas de faldas largas y relojes muy apretados que nos obligaba a cantar villancicos en inglés
pero no el de jingle bells
sino uno muy turbio sobre pecados y redenciones
También nos decía que era muy peligroso realizar espiritismo, un juego del que me daba miedo todo, hasta pronunciarlo en voz alta.
Le gustaba Jesús Hermida y Margaret Tatcher.
Si salías a la pizarra a recitar de memoria la biografía de un escritor la profesora de literatura te ponía un positivo,
si en clase de ética decías (después de haber levantado el dedo) que era de mala educación quitarte los mocos en público, también;
si eras del Barça, el profesor de historia y geografía te dejaba acercarte al encerado a mirar el mapamundi de cerca durante los exámenes de geografía. Luego también nos dejaba a los del Madrid, pero siempre más tarde y a mi me daba rabia, porque me había aprendido todas las capitales de memoria
(pero ¿a quien no le gusta aprenderse las capitales de memoria?:
Siriadamasco,
Libanobeirut,
la de matemáticas parecía un abogada laboralista con cáncer
era esforzada y se remangaba para despejar las equis de las ecuaciones
pero era inútil
con las matemáticas siempre es inútil
nos hacía leer las lecciones de matemáticas en voz alta,
así como la de literatura
nos hacía memorizar cifras.
pero también muchas cosas buenas
tuve una novia bailarina que besaba muy bien
la recogía en la escuela de danza y nos sentábamos con las piernas entrelazadas en el muelle junto a la bahía
un día me paró en el pasillo
durante el recreo
y me dijo que teníamos que hablar
y mi compañero de pupitre, que confundía la venus de milo con el torso de un hoplita griego
pero ¿quién no ha confundido nunca a la venus de milo con el torso de un hoplita griego a las 8:30 de la mañana un lunes?
me miró con compasión
y una chica con un novio muy mazado, que tenía un gimnasio,
y que, imaginaba yo,
podría partirme la cara en cualquier momento.
Era verano y la idea me gustaba
El único problema
es que no podía pasearla por la bahía
Luego me fui de Santander
5 comentarios:
Salí a duplicarte alguna de esas fotos (y a comer un helado) y me resbalé. Con el golpe me dí cuenta de que la luz de las tuyas es la del invierno. Tarde.
Hola, me ha gustado mucho esta entrada, me gusta mucho leer cosas de Santander, la has descrito a la perfección. Yo no soy de allí, ya me gustaría, pero siempre me sentiré un poco santanderina desde que viví allí, unos pocos años, pero inolvidables. Vuelvo siempre que puedo, me encanta ir en cualquier estación, y sí el hombre del tiempo se suele equivocar pero como para acertar. Es algo que siempre me sorprenderá, el tiempo y que me encanta.
La bahía de Santander es la más bonita que conozco, con esas montañas del fondo, nevadas en invierno, la hacen especial.
Un beso.
Extrujado, es luz de invierno a mediodía, posiblemente en navidades. Tendrás que volver.
Viola Tricolor, muchas gracias. Ahora mismo luce el sol, pero esta tarde quién sabe. Si llueve, chocolate con churros.
Desde mi punto de vista, creo que Santander está sobrevalorada.
Un abrazo estocolmenseeee
Ambrosius, me encanta como escribes. Soy santanderina y leyéndote también evoco cosas parecidas, aunque más alejadas en el tiempo (se ve claramente que eres mas joven). Aplaudo ese "paseopereda" de la gente de aquí, y no el engolado Paseo de Pereda (Paseo de la Pereda, he llagado a leer en algún sitio, pobre don José María) de los foráneos y de los folletos turísticos. Con tu permiso, visitaré tu blog a menudo a partir a ahora.
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