martes, 27 de marzo de 2007

Then we take Berlin




Donde el autor se pone levemente nostálgico y resume de forma reduccionista la historia y la metafísica de una ciudad del este de Europa y termina recomendando un extraño restaurante de diminutas mesas en penumbra


Capital de Prusia, a orillas del río Spree. En su más afamada universidad, la Humboldt, estudié los primeros años de Botánica y Teología. Hace mucho tiempo. Desde entonces, dos guerras mundiales perdidas, la construcción de un muro y el derrocamiento televisado y popular de ese mismo muro, el surgimiento de una tradición culinaria del tamaño y sabor del doner kebab, el rastro de David Bowie e Iggy Pop, y el vídeo de U2 en blanco y negro alrededor de la columna de la Victoria (mentira, lo habré soñado), la estatua de Lenin volando, el Angel de Wim Wenders en voz en off. La lista es aleatoria e incompleta y podría seguir varios párrafos citando autores leídos y no leídos, un puñado de películas, espías y desfiles, pero sólo quería decir que esta acumulación de sucesos mediáticos la han convertido en una ciudad dotada de una poderosa tendencia al mito.

Si se dejan caer por allí tomen asiento en Ballhaus Mitte (Auguststr.24), un viejo salón de baile con diminutas mesas en penumbra, y prueben la pizza napolitana al horno. Si tienen suerte, les servirá mi camarera. Sonrían.

1 comentario:

ludita dijo...

en alguno de todos tus posts tenía que comentar... y el primero es buen. muchas gracias por compartirlo, es decir shukran, bsef shukran incluso. ahí nos vemos, viajando. dónde mejor :)