sábado, 12 de junio de 2010

Making of - Bandera sotileza

"¡ Jesús y adentro!, cuadro de Fernando Pérez de Camino (1859-1901) , pintor cántabro costumbrista, del círculo de Pereda. ¡Jesús y adentro! era la frase-plegaria que acompasaba los remos de los pescadores santanderinos en el instante mismo de pasar “la barra”con temporal, para abocar al Puerto". Leído en artículo de Carmen Gozalo de Andrés.


Donde el autor fabrica un resumen low fi de la bandera Sotileza, cada vez más devaluada, gracias a los cambios de reglamento, cambio de fechas y ausencias de última hora de algunas de las traineras favoritas, como Astillero y Castro. Menos mal que siempre nos quedará Pedreña, la isla de Mouro y los remeros portando traineras al hombro como costaleros de Semana Santa.


Lo cierto es que, fuera de cuatro pueblos costeros, ya casi nadie sigue las traineras en Cantabria, si no es para criticar a los vascos, que lo mismo "nos roban el Ave que la bandera de la concha o te ponen una bomba", reza el zeitgeist de inferioridad local.

Lo cierto es que mis amigos me miran raro cuando les cuento que he venido desde Madrid solo para ver una regata que ellos ni siquiera sabían que se celebraba.

Lo cierto es que la organización es demasiado amateur incluso para una deporte tradicional. Atentos a ese hombre de coronilla blanca, que dirige la orquesta con un móvil y un megáfono, atentos a esa cuenta atrás coral, a esas intrucciones, pedro, pedro, dile al patrón que todos por detrás de los jueces, y otras frases que no se oyen en el vídeo como:"cruz roja, detenga a ese barco" o "Camargo, vuelve". A bordo del barco de prensa fletado por la federación de remo cántabra, cuyo presidente es el hombre del megafono y las frases contundentes, navegan un puñado de invitados y fotógrafos y el presidente del parlamento regional. A bordo del barco, una pedreñera roja como las que cruzan la bahía, apenas se habla de traineras, sino más bien de piratas somalíes, exactamente de cómo es posible que un puñado de piratas somalíes aborden un pedazo barco como ese (y señalamos un carguero flotando en el Sardinero) desde un barco pequeñito como éste (y nos señalamos a nosotros mismos).

Aun desde un barco de prensa es difícil ver una regata de traineras, pero eso es tema para otro post. El recorrido de la regata es desde Cabo Menor hasta la Grúa de piedra. Toma el nombre de la novela costumbrista de José María Pereda, Sotileza, en uno de cuyos pasajes más famosos una trainera de pescadores regresa milagrosamente a puerto huyendo de una galerna. En este pasaje, el viraje de la punta de la Cerda, en la península de la Magdalena, es el símbolo de la salvación. En la regata del mismo nombre es el punto en el que suelen producirse abordajes entre traineras, que buscan el mismo ángulo al mismo tiempo, con el consiguiente choque de remos. El espectador disfruta, los jueces de mar se vuelven locos descalificando a las traineras sin saber muy bien quién atacó a quién, los aficionados de las traineras descalificadas se indignan e insultan a los rivales y, en ocasiones, los remeros de las traineras descalificadas, más expeditivos que sus seguidores, suben a la tribuna de autoridades, hacen un calvo al respetable, roban la bandera y se fugan a su pueblo. En esas ocasiones interviene la Guardia Civil que, días después, asalta la sede de la trainera y recupera la bandera. Todo esto está documentado y ha ocurrido en los últimos años.

Sin embargo esta edición es triste. La diferencia entre Pedreña y los demás rivales es tan grande que es imposible que se produzcan abordajes en la punta de la Cerda. No hay tensión. Nadie mira cronómetros comparando tiempos entre tandas. Faltan seguidores rojos y azules en el muelle de la Bahía. El mar está demasiado tranquilo. Hay un viejo que no para de hablar y de agarrarme por el hombro y aquí fuera en el mar, pega frío. Pero no importa, estoy en una pedreñera roja siguiendo a la trainera de pedreña negra y a la derecha el sardinero, a mi espalda cabo menor, de frente la península de la Magdalena y la isla de Mouro y más adelante el Puntal, Peña Cabarga y otros universos. Pedreña celebra tímida la victoria, ondeando la bandera. Por el muelle pasean viejos con pantalones vaqueros, camisas de cuadros por dentro, portando pequeños paraguas como si fueran bastos. Una familia de turistas rubios mira a los remeros sin comprender nada. Mira sin pasión, ni indiferencia ni fastidio. Solo mira. Los remeros de Camargo se echan la trainera al hombro y caminan en silencio. Al darle la vuelta, de la trainera cae una botella de agua de Solares que rueda hacia la bahía. Suena la megafonía: "delegado de Colindres, por favor, acuda a tribuna".

p.d: con cierto ánimo pedagógico expliqué hace tiempo algunas cosas sobre el mundo de las traineras. Puedes leerlo aquí


3 comentarios:

Extrujado dijo...

En el restaurante la Posada del Mar tenían (o tienen) una foto de una trainera, tomada en picado, probablemente desde el muelle, en la que aparecen los remeros absolutamente exhaustos tras una regata. Me gustaría tenerla en casa.

Ambrosius de Königsberg dijo...

Tomo nota de la foto y la buscaré la próxima vez suba (o baje) a santander. Por cierto, una indiscreción, señor extrujado: ¿por qué trainera bebe usted los vientos?

Extrujado dijo...

¿Vale decir por todas? Si no, por Astillero, por cuestiones de lejana proximidad con algún componente.