jueves, 29 de enero de 2009

El espía que se emanoró de la amante del Capitán Katiuskas


Tabac, Studio Dongo - René Magritte (1932). Encontrado en Lamarde


Donde el autor prosigue su investigación y encuentra (dónde y cómo no viene a cuento) la transcripción de una conversación mantenida entre el espía que espiaba al capitán Katiuskas y una supuesta (en cualquier caso hermosa) amante del Capitán Katiuskas.


- Permítame que le ofrezca un cigarro
- Gracias
- ¿Sabe quién soy?
- Un espía.
- Un mal espía, entonces.
- No se apure.
- Viniendo de usted...me gustan las mujeres que fuman.
- A mi también.
- Quería preguntarle algunas cosas sobre él
- Pregunte.
- Pero no se me ocurre nada.
- Entonces yo le ayudaré.
- Por favor.
- Está preparando algo muy grande.
- ¿le está traicionando?
- ¿No es eso lo que usted quería?
- ¿Quiere otro cigarro?
- Pero no le diré más.
- Mejor así, más divertido, más detectivesco.
- Claro. La vida aquí es muy aburrida.
- ¿La vida en provincias?
- La vida en general.
- ¿Algo grande?, dijo usted.
- Algo asombroso.
- Una última pregunta.
- Adelante.
- ¿Sabe usted si al capitán le gusta la carne de hipopótamo?
- Qué gracioso es usted. No parece un espía.
- ¿Y que parezco?
- Un personaje de un blog.
- No le entiendo.
- No importa. ¿Tiene fuego?

martes, 27 de enero de 2009

El espía que espiaba al capitán Katiuskas


Gerardo Vielba. Playa del Sardinero, 1960.

Donde el autor encuentra una foto que demuestra la existencia del capitán Katiuskas

“Verticales, de izquierda a derecha: un palo para los toldos, un paraguas, un hombre sentado leyendo el periódico de espaldas, un camarero congelado en pleno movimiento.

Horizontales; el mar suave, como un plato, con diminutas olas rompiendo en la orilla. La espuma, si te fijas, parece el borde churruscado de un huevo frito, que es como a mi me gustan los huevos fritos.

Desconozco el contenido de la bandeja del camarero. Podría ser la cabeza de un hipopótamo, de ahí el gesto apesumbrado del señor.
Desconozco, asimismo, el contenido de la maleta posada en la arena, junto al paraguas. Podrían ser periódicos o propaganda comunista. En cualquier caso, no hay duda de que el Capitán Katiuskas es feliz leyendo el periódico (una edición atrasada del Alerta, nada raro, pues he podido comprobar que siempre lee periódicos atrasados. Posiblemente se informe de la actualidad por la radio, o puede ser que al caballero no le interese la actualidad -algo extraño en un supuesto subersivo- y sea del tipo de personas que empiezan los periódicos por la contraportada y que se detienen, con especial atención, en la clasificación de la liga de fútbol, en los obituarios y en los precios del mercado de ganados de Torrelavega.

En el mar se adivinan las siluetas de cuatro barcos, y de fondo se escuchaba algo parecido al sónar de un submarino.

Aunque no se perciba en la foto, soplaba un ligero viento del nordeste".


En su despacho de la plaza Porticada, el General lee atónito el informe, escrito a mano sobre papel cuadriculado. Está preocupado. El Gobernador general vendrá a verle dentro de un rato y él sigue sin saber qué trama el Capitán Katiuskas. Vuelve a mirar la foto. Se levanta. Se sienta. Suspira. Algo le dice que ahora tandrá que ordenar que vigilen al espía que ha escrito el informe. “Una cadena de vigilancia infinita”, murmura. Tres ideas le paralizan: ¿por qué la cabeza de un hipopótamo? ¿por qué un huevo frito?. Y la peor ¿habrá alguien vigilándome a mi?

jueves, 22 de enero de 2009

Monográfico de Madrid



Donde el autor culmina su particular triología sobre Madrid (o no) con una revista de viajes dedicada íntegramente a la capital europea situada a mayor altitud. 655 metros. Que no es tanto.

Hace un año que recibimos de imprenta el primer y único número de la revista Geografías, dedicada a Madrid.

El artículo sobre el Barrio de Salamanca se concibió como una "radiografía libérrima del Madrid más rancio", en palabras textuales de J. Fotos de mujeres en abrigos de pieles comprando en Serrano, hombres fumando Marlboro apoyados en una barra llena de cañas y tapas de cortezas de cerdo, y de fondo una máquina tragaperras, una máquina de tabaco y una televisión con un partido de fútbol. "Es un tópico insoportable", denunció X, el autor del texto, quien a la hora de escribir preferió "dejar al margen los lugares comunes" (no dijo tópico, porque le parecía una palabara tópica). Su trabajo consistió en grabar una conversación elegida al azar en un bar elegido al azar y transcribirla tal cual,sin editar y con onomatopeyas (fue difícil, el ruido de las tazas, de la cafetera, del camarero, de la televisión, del grupo al lado del grupo espiado). Picó el texto hasta que se acabó el espacio de la página, como si de pronto alguién hubiese desconectado el ordenador. Un final abrupto, pero intencionado. Una frase cortada con hachazo ("lo peor es que")que dejaba al lector en suspense, preguntándose qué es lo que era lo peor. O preguntándose si era un error de maquetación. Prefirieron pensar la primera posibilidad. El acoplamiento en un mismo reportaje del texto con las fotos superó la capacidad de inventiva de toda la redacción, que tras una frustrante tarde en busca de soluciones optó, simplemente, por no titular el texto de ninguna manera. Lo cual pasado un rato les pareció una solución bastante vanguardista,a la vez que sensata.

Bajo el epígrafe de Madrid Erasmus, un antiguo estudiante lituano se limitaba a enumerar por orden alfabético el nombre de las mujeres, el color de sus ojos, su edad y el sitio en donde se había acostado con ellas durante su año de beca. Como una lista de la compra, dijo el autor; como un psicópata, dijo L. "Adriana, ojos marrones, 23 años, línea 6, aproximadamente entre Nuevos Ministerios y Moncloa".

D describió los 10 bares donde se servía el peor café de Madrid. El texto poseía un tono científico que fue del agrado general de todos los redactores, obsesionados con evitar "frívolidades de fanzine adolescente". Curiosamente, cuatro de las diez cafeterías seleccionadas eran de hoteles de lujo.

R se acercó a la comunidad emigrante latinoamericana de una forma original, según ella misma, y "folclórica y plagada de prejuicios", según X. Durante dos semanas se sentó junto al estanque del Retiro con un cartel que rezaba: "Se escriben cartas con gracia y entrañables. Cuéntame tu historia". El servicio incluía una foto del cliente que se adjuntaba al sobre o al e-mail. Pare vencer reticencias R mostraba a sus clientes una carta tipo que había escrito hacía 5 años a un ex novio. "¿Lograste que volviera contigo?",le preguntó una ecuatoriana de 25 años. "No, pero se la enseñé a un amigo que se enamoró de mi", constestó R. "Yo es que escribiendo tengo mucha gracia". La ecuatoriana dudó y por complacer a R se inventó una historia fantástica sobre sus tribulaciones en Madrid. Pagó los 5 euros convenidos y más tarde, en casa, tiró la carta a la basura, no sin antes preguntarse por qué eran tan raros los españoles.

P escribió una serie de haikus sobre las bombas de Eta en Madrid:
"finding beauty
amid the bomb craters
takes a little work
"
Luego confesó que lo había copiado de una artículo sobre Kabul de la revista Time. Pero ya era tarde para hacer cambios.

J, el arquitecto, propuso un mapa inexistente que marcara todos los edificios que alguna vez se proyectaron y nunca se construyeron en Madrid. A pesar de lo que pudiera pensarse, el resultado fue bastante anodino. No había edificios megalómanos, ni excentricidades de vanguardia, ni pirámides de sectas religiosas. "Eso es justo lo que quería mostrar", explicó J eufórico. "Que nunca existe otro modelo de ciudad. Es inútil echarle la culpa al pasado". Todos guardaron silencio, incluso X.

Ambrosius describió las líneas de metro de Madrid.

Hubo varios tema que se rechazaron, por obvios: "la guerra civil, los bares de tapas, los escenarios de Almodóvar, Las Ventas, y un ensayo irónico sobre las diferencias entre Madrid y Barcelona".

Los cien ejemplares de la revista se distribuyeron, al modo de book crossing, por los vagones de la línea 5, los bancos del Paseo de Recoletos, el fondo sur del Santiago Bernabeu,un locutorio de Usera y la cafetería del Tanatorio de la M-30.

Un amigo me llamó ayer desde Santander para contarme que había encontrado un ejemplar de la revista, con las tapas corroídas por el salitre y la humedad, en una de las pedreñeras rojas que cruzan la bahía.

Aunque nadie terminó de creerse la noticia, a todos nos hizo mucha ilusión.
"En el fondo, es una casualidad hermosa", dijo X.

miércoles, 21 de enero de 2009

Mercado de Chamberi


Macanudo, Liniers.

Donde el autor prosigue con la descripción de su entorno más inmediato y en aras de una máxima objetividad, titula el post de la forma más prosaica posible.

Ser joven en un mercado es una ventaja, te tratan como un lince en extinción. Te sonríen, te dicen cosas como “gracias joven, ¿que quieres joven? o ¿algo más joven?; te adoptan como un discípulo y te explican con ánimo pedagógico y prosa enciclopédica los secretos de la huerta, el mar y el campo.

Tengo una pollera hermosa, contundente, échale cuaranta y tantos y aspecto de gitana, pero no de gitana racial, sino gitana de fantasía erótica de Walt Disney. A veces le compro muslos y contramuslos y ella sonríe como debían sonreír las prostitutas a los poetas tímidos que perdían la vírginidad en burdeles de espesas alfombras rojas. A veces le pido huevos y me contesta que de qué tamaño los huevos. A veces hay otro chico joven delante mio y siento celos.

Los pescaderos me dan un poco de miedo; la última vez que eché una ojeada inocente a esos bodegones forenses con hielo me vendieron media merluza de 24 euros el kilo; la vez anterior compré dos kilos de mejillones que me parecieron baratos, demasiado baratos comprendí mas tarde al dejarme las uñas, los dedos y el cuchillo bajo el grifo raspando cáscaras, como una maldición mitológica.

El charcutero me envuelve los pedidos varias veces, sucesivamente, en diferentes plásticos. Es antiecológico y hermoso. “Si ves unas motas de pimienta en el jamón es porque acabo de cortar unas lonchas de pastrami. La gente compra pastrami por nostalgia”.

Los tenderos nos son simpáticos, ni antipáticos, son como les da la gana y tienen altibajos, como yo. Son más peligrosas las mujeres ancianas en vestido de pieles y monedero lleno de monedas de un céntimo que se saben de memoria, no sólo su lista de la compra, sino también el póster de la vaca deconstruida como el mapa de África, la fluctuación de los precios desde que el ejército rojo, cautivo y desarmado el vaho de los cristales, perdió la guerra; saben además colarse y defender su inocencia con la soltura de una jefa negándote un aumento de sueldo; son rápidas y certeras en sus réplicas; pueden ser pintorescas, pero también terribles como un inspector de homicidio que fuma ducados. Defienden su posición como un central italiano y sus codazos son tan sutiles que no se ven ni en las repeticiones a cámara lenta. No preguntan: ¿está tierna esta carne?, sino que ordenan (dame una carne que esté tierna) y reprenden (no me gustó la carne que me distes el otro día). A un gesto suyo se desata el infierno.

Yo las admiro en secreto y me da la sensación de que nada puede afectarlas y de que una buena lubina al horno vale más que todos los blogs.

Este final es un poco basto, pero no siempre es fácil acertar con el corte.

domingo, 18 de enero de 2009

Metro de Madrid



Donde el autor, infectado por la utilidad y el pragmatismo de las guías de viaje, describe algo tan útil (y para él tan cercano) como las líneas de metro de la ciudad de Madrid.

La linea 1 es vieja, calurosa y vagamente legendaria. Aunque es de un azul suave que infunde confianza, abundan los raterillos y carteristas acechando a guiris que leen la Lonely Planet. Tiene incluso una estación fantasma.
La línea 2 me irrita y es inútil.
La 3 es amarilla y está muy lejos.Hace poco la renovaron y le añadieron varias estaciones nuevas, pero no es cuestión de tamaños, sino de lejanías.
Hay muchas teorías sobre la línea 4. Sólo se ha podido comprobar que es marrón, y el marrón es un color complicado.
La 5, de un verde flácido completamente demodé, huele a caña y a viernes por la noche.
La 6, la circular, es capicua e infinita, y provoca confusión. Yo, por ejemplo, no distingo entre Manuel Becerra y O`donell y más de una vez, en sus andenes, me he quedado paralizado sin saber dónde meterme.
La 7, color zumo de naranja de bote, es, por onomástica (Ascao, Pitis...), la menos afortunada de las líneas madrileñas. Por lo demás tiene buena infraestructura, pero con ella ni siquiera el roce hace el cariño.
La 8 es un espejismo para que los turistas que aterrizan en Barajas piensen que Madrid es la locomotora de Europa. Es cómoda, eficaz, moderna, anodina. Curiosamente, el rosa no es un color tan feo como pudiera creerse.
La 9, morada, lleva a casa de mi abuela.
La 10, de un azul intensísimo, es decepcionante: con esos vagones tan modernos, ese itinerario de norte a sur tan racional y decimonónico, ese dígito redondo, esos tramos al aire libre, ese movimiento sinuoso propio de los vagones conectados con muelles, esos abrepuertas redondos y luminosos de play station; y sin embargo parece que no va arrancar nunca o que arranca tarde o que tarda demasiado o se queda detenido en mitad de un túnel sin razón aparente, como un niño mimado que lo tiene todo y se abruma por nada.

Yo prefiero ir andando.

Versión corregida y aumentada en Soitu


La Leyenda del loco del Bisturí de la línea 1

miércoles, 14 de enero de 2009

Agitprop




Donde el autor peca de actualidad y elucubra la siguiente triste historia.

Un amigo mio, en plena crisis sentimental, económica, creativa y laboral leyó en el autobús un mensaje, que de lejos parecía un anuncio de Donking Donuts, pero que de cerca decía lo siguiente: “Probablemente Dios no exista. Deja de preocuparte y disfruta la vida”. Mi amigo es muy indeciso, pero tiene mucha imaginación y a veces piensa que sus pensamientos se encadenan con demasiada velocidad. He aquí lo que pensó mi amigo mientras tomaba un poleo menta en la barra de un bar que olía, por este orden, a tabaco, fritanga y moho. “Probablemente no te subirán el sueldo o te echarán del trabajo, así que apaga el despertador, date la vuelta y sigue durmiendo. Probablemente tu pareja te deje el día menos pensado, así que no le des tantas vueltas y acuéstate con esa persona que tanto te excita. Probablemente te dirá que no, pero qué importa, inténtalo. Probablemente nadie leerá tu blog, así que sal a la ventana y grita. Probablemente alguien haya dicho, escrito y pensado lo mismo que tú, pero con más precisión, más gracia y en menos palabras, así que cállate. Probablemente la vida sea un reality show que emita una cadena de bajo presupuesto de un planeta de una galaxia que probablemente no exista, o un juego de ordenador o un experimento de un Facultad de Historia del futuro que ha recreado la vida en la tierra tal como ellos pensaban que debía ser la tierra a principios del siglo XXI. Probablemente nunca encontremos la respuesta al origen de la vida, pero ¿cómo surge algo de la nada? ¿qué había antes de la nada? ¿qué es la nada?. Temblando, mi amigo pagó la consumición y se arrojó debajo del primer autobús que pasaba por delante de la cafetería. Probablemente no tuvo tiempo de leer el mensaje, que de lejos parecía un anuncio del Ministerio de Sanidad, pero que de cerca decía lo siguiente: “Dios sí existe, disfruta de la vida en Cristo”.

P.d: Probablemente a mi amigo no le hubiera ocurrido esto si hubiese escuchado a Bambino (en cualquiera de sus versiones) más a menudo

lunes, 12 de enero de 2009

La Enzyklofotopedia




Donde el autor, después de varios días de fallidos delirios literarios llenos de artificios y excentricidades, parece acercarse al mundo del viaje de una forma más ortodoxa, e inaugura una nueva extensión de su blog, a la que llamará Enzyklofotopedia y que consistirá, como su propio nombre indica, en un álbum de fotos.

La persona de la derecha es un fotógrafo español.
La persona de la izquierda es un viejo marroquí.
Reúne el viejo marroquí varias características que le hacen interesante a ojos del fotógrafo, quien cree (acertadamente en este caso) que un primer plano del viejo marroquí es interesante para el reportaje que está preparando.
El viejo marroquí también cree (acertadamente en este caso) que su cara, su propia cara, puede ser interesante para ese joven español que lleva la cabeza cubierta a la manera de los nómadas del desierto.
Fíjense ahora en la mano del viejo marroquí, en el dedo pulgar frotándose el dedo índice justo debajo del teleobjetivo del fotógrafo a punto de disparar.
Con ese gesto el viejo marroquí está poniendo precio a su cabeza.

Mientras tanto, Ambrosius cree que una foto del joven fotógrafo español disparando a un viejo marroquí puede ser interesante para su blog. Un pensamiento que volverá a tener en repetidas ocasiones, a lo largo de su viaje por Marruecos.
En todos estos casos, dispara.

Nace así la Enzyklofotopedia

domingo, 11 de enero de 2009

Geografías


Donde el autor cuenta un cuento(tal vez una fábula sin moraleja) sobre la rutina y la nieve

A G le gustaron sus dedos, P se fijo en su forma de andar, a D le molestó tener que levantarse de su asiento para estrecharle la mano (estaba en mitad de una frase hermética y justo cuando entró el extraño intuía D el adjetivo preciso), B deseó con agonía que el nuevo redactor ayudara a sacar el trabajo adelante y M se ruborizó, no porque le gustara el extraño (aunque tal vez si le gustara), sino por miedo a que el extraño pensara que a ella le gustaba.
Eran las 10 de la mañana y en la radio un locutor anunciaba la temperatura (1 grado bajo cero) y la previsión de que nevara por la tarde.
El extraño, por su parte, se fijó en los colores del mapamundi pegado en la pared.

G dejó a su novio de 7 años el mismo día en que éste se rompía, jugando un partido de futbito en un campo sin luz, la tibia y el peroné. “Yo no soy de las que se quedan a cuidar enfermos”, le explicó. P dejó la copa en la barra y salió a bailar atraída por el cuello (como de jugador de rugby) de un erasmus alemán de 23 años (la edad la supo más tarde). D presionó la tecla de eliminar (¿está seguro de que desea eliminar?, insistió la pantalla; si, si, pensó él) y su blog (mitad diario, mitad dietario de citas, mitad registro de lecturas, mitad espejo, mitad altavoz) desapareció sin dejar rastro. A continuación se tumbó en la cama y miró el techo, sin asomo de aburrimiento (tampoco diría que divirtiéndose) durante 3 horas y 45 minutos. B se quedó durmiendo hasta las 12 de la mañana después de apagar, sucesivamente, los tres despertadores de todas las mañanas; llamó a la redacción y le dijo a su jefe que llegaría tarde porque había dormido mucho (no dijo mal, ni con pesadillas, sino mucho) y añadió que eso es lo que había y que ya vería y colgó. M oyó claramente cómo los altavoces del metro anunciaban el nombre de una estación que de ninguna manera podría ser la próxima parada. Tuvo miedo de haberse equivocado de línea, de haberse vuelto loca o de estar soñando, aunque luego esta idea, la de haberse equivocado de línea, le hizo sentirse tan ligera y tan segura, que le aguantó la mirada al chico de enfrente como si mirase un cuadro.
El extraño, por su parte, empezó a trazar con rotulador negro líneas aleatorias sobre la Antártida, imitando en un principio las fronteras de escuadra y cartabón de África y más tarde los cursos sinuosos de los grandes ríos europeos, en especial el Danubio y el Duero. “Necesito más colores para rellenar mis nuevos países”, pensó.

G y P abrieron todas las ventanas, vaciaron todos los armarios y formaron, con los libros, guías y revistas, una barricada en mitad de la redacción que coronaron, a modo de alicatado, con una hilera de discos. Al ver el brillo de los rayos de sol sobre los discos D pensó inmediatamente en las armaduras de los guerreros medievales y sintió ganas de subir a la azotea a fumarse un cigarro. Sin noticias de B. M vació tres sobres de azúcar sobre el teclado del ordenador y empezó a lamer con obstinación la eñe y el acento circunflejo. ¿Realmente creéis que los Mac son mejores que los PC? preguntó en voz alta. No obtuvo respuesta.
El extraño por su parte, sintió que el mapa se le quedaba pequeño y comenzó a dibujar por fuera de los bordes. “Vamos a necesitar mucha pintura. Pero aún así es inútil”, dijo, un poco dramático, un poco enigmático, y abandonó la redacción.

Tal y como había anunciado la radio, pero con dos días de retraso, comenzaron a caer los primeros copos de nieve.

sábado, 10 de enero de 2009

Instrucciones para escribir poema juveniles a la manera de Cesare Pavese

Donde el autor recomienda una contundente receta contra el frío

Ingredientes:

Mujeres semidesnudas con la piel tostada por el sol
Fornidos campesinos que desaparecen tras los árboles en compañía de mujeres semidesnudas de formidables piernas con la piel tostada por el sol.
Si no tienes fornidos campesinos también pueden valer obreros libertarios que desearían:

“decirle que no a una vida que utiliza el amor y la piedad
la familia, el trocito de tierra para atarnos las manos"

Reservar

Freir a fuego lento
Luces de Turín a lo lejos
a ser posible, el tipo de luces que se ven desde lo alto de las colinas.

Añdir el sofrito de luces de Turín a los
Campesinos fornidos y mujeres semidesnudas de formidables piernas y caderas vigorosas bajo vestidos rojos y con la piel tostada por el sol, que suben a colinas desde donde puede verse, a lo lejos, las luces de Turín.

Espolvorear el ascenso a estas colinas con primos indianos que cazaban ballenas en los Mares del Sur, extraños eremitas y cabrones fornicadores.

Adornar a ojo con
Ríos, chopos, barcas, viñedos, putas de burdeles y putas independientes de un sólo cliente por noche.

Servir en verso libre y en tono coloquial
y ocasionalmente,con cierta dosis de indisimulada misoginia:

Del tipo:
"nosotros sabemos doblar el espinazo, pero el sueño mayor
de mis antepasados fue siempre el ocio de machos
nacimos para haraganear por todoes estos cerros
sin mujeres, llevando las manos cruzadas tras la espalda
"

viernes, 9 de enero de 2009

Cadáveres exquisitos

Donde el autor, perdido en la RAE y en la edición digital del Diccionario de Español Urgente de la agencia Efe, descubre que es preferible decir Sudamérica que Suramérica y de paso, investigando al azar, halla un divertido artículo (con hechuras y aliento de carta al director de periódico de provincias) llamado ‘Menosprecio al español’, en donde un susceptible periodista reúne diferentes usos incorrectos y contaminados del idioma, sacados todos estos ejemplos, supuestamente (que tengo mis serias dudas), de un periódico.

Finiquitada la temporada, el jugador hizo out hacia Ourense para, fundiendo el pack que le regalaron, fundir el fin de semana en un resort con spa. Dedicaría parte de su relay, para hacer trecking con una mountain bike que le prestarían en el hotel. Descansaba viendo la TV, y oyó como los gays habían celebrado su fiesta. Él no tenía ganas. Su temporada ha sido dura, se dedicó full time al club, participó en algunas eliminatorias de la Champions League y, como el crack que es, lo llaman como imprescindible a participar en la America ́s Cup. Por algo está fashion.

A continuación, el autor del artículo, José Cano Brustenga, se traduce a sí mismo:

Acabada la temporada, el jugador viajó a Orense, utilizando el paquete de viaje que le regalaron, para pasar el fin de semana en un hotel con balneario. Aprovechó su tiempo libre para hacer alguna caminata con una bicicleta de montaña que le prestaron en el hotel. Mientras se relajaba viendo la TV, se enteró de cómo los homosexuales habían celebrado su fiesta. Él no tenia ganas de fiestas, porque su temporada había sido dura, trabajando intensamente con su equipo, y jugando en algunas eliminatorias de la Copa de Campeones. Además, como lo consideran un jugador muy importante, su país le ha convocado como imprescindible para participar en la Copa América. Consecuencias lógicas de quien está de moda y es famoso.

Coincidirán conmigo en que en spanglish suena mejor.
Mucho mejor.
Fucking better.
Nieva en Madrid.

lunes, 5 de enero de 2009

La banalidad del bien

Donde el autor escribe un poema bilingüe inspirado en el relato de un fotógrafo gallego, de apellido Cendón, que explica con prosodia gallega, en idioma inglés y en tono desenfadado el por qué, el cómo y el de qué manera, de su premiado reportaje fotográfico sobre un hospital psiquiátrico de Burundi.El autor recomienda, para la mejor comprensión del poema, la audición del susodicho relato y la visión de las suodichas fotos. Basta con pinchar en cualquier punto de esta entradilla.



Express myself in a diferent way
More people than in holocaust
Can be a good way of show the madness
These people must have problems in the head
I was not thinking in selling the pictures
I had a motorcycle
I went to Burundi
It´s a shame that nobody cares at all
just a few journalists, they came from time to time
but they dont come enough


Soy un chico con inquietudes
Sevilla-Osasuna X; Dorada, 7 euros el kilo; Nubosidad variable; me cobras unaderabasydos cañas.
Hago fotos de negros locos y las hago movidas para que parezcan más locos.
A nadie le amarga un World Press Photo
Yo tenía una casa en África...
Bajo al bar a por tabaco, ¿queréis algo?
“Parece que va a llover”
pero yo prefiero el calor seco al calor húmedo
porque es menos pegajoso

Viento de cola



Donde el autor, a pesar de haber proclamado en numerosas ocasiones que no quería convertir el blog en un cuaderno de citas, decide transcribir varios fragmentos de un libro que acababa de leer (un libro pequeñito, del grosor de la uña del dedo meñique) llamado Voces de Marrakesh y escrito por Elias Canetti, uno de esos autores un tanto sagrados y de títulos un tanto herméticos (Masa y poder) a los que el autor había mantenido (ahora comprende que inútilmente) alejados de su estantería. Y para añadir algo de cosecha propia en medio de tanta cita, el autor incluye torpes reflexiones sobre el aterrizaje del avión, una maniobra que, cada viaje que pasa, le inquieta más (extraño miedo siendo, según todos los expertos, mucho más peligroso el despegue . Se trata de un tipo de sobresalto de montaña rusa de parque de atracciones, y hay que tener en cuenta que al autor le dan mucho miedo las montañas rusas de los parques de atracciones. Al autor tampoco le gustan este tipo de entradas, forzadas, poco diáfanas, excesivamente trabadas, sin ritmo y sin imaginación, pero hay que ir tirando como sea y hay que escribir siempre.

Se dice (prueben a sacar el tema en cualquier conversación) que el mundo se ve más pequeño desde arriba (la lista de metáforas es larga, como una ciudad de lego, como hormiguitas, como de juguete), pero a mí, a través de la ventanilla del avión, todo me parece irrealmente grande. Desde el avión Santander me parece una megalópolis de Lego. Lo que no parece nada, porque nunca lo ves, es la pista de aterrizaje. El avión sigue bajando y tú sólo ves agua, la bahía, las grúas de Astillero al borde del mar, y, si es de noche (era de noche) la portada de tu libro reflejada en la ventanilla. Una pestaña de la página 34 (ya superaste la manía de estirar los flecos de la alfombra y desdoblar los esquinas dobladas de las hojas) te recuerda el siguiente párrafo, una exquisita sublimación de la pereza: “Durante las semanas que pasé en Marruecos no intenté a aprende árabe ni ninguna de las lenguas bereberes. No quería perderme nada de la fuerza de aquellas voces foráneas. Quería que los sonidos me llegasen tal como era, sin debilitarlos con ningún conocimiento artificioso e insuficiente. No había leído nada sobre el país. Sus costumbres me resultaban tan extrañas como sus habitantes. Lo poco que en el curso de una vida llegamos a saber sobre un país y cada pueblo, se me desvaneció allí en las primera horas”.
Yo no se mucho de aviones, pero se distinguir cuando un aterrizaje es lento y cuando un aterrizaje es rápido. El mío era muy rápido. Solo el ruido de tragaperras del brain training de la mujer de alante pudo tranquilizarme. Si ella juega a adivinar su edad mental es que no vamos a matarnos en los próximos segundos. Seguí releyendo:
Cuando viajamos lo aceptamos todo, la indignación la dejamos en casa. Observamos, escuchamos y nos entusiasmamos por las cosas más terribles, porque son novedosas. Los buenos viajeros son implacables”.

Las cosas más terribles porque son novedosas. Los buenos viajeros son implacables.
Qué gran frase.

Un golpe, dos golpes. Tierra. Como si un niño enfadado estrellara un avión de lego sobre el parqué recién fregado del pasillo.
Qué exageración.

Le explico a un local lo accidentado de mi aterrizaje.
Sin dudarlo, replica: "Es por el viento de cola”
Qué gran excusa.

jueves, 1 de enero de 2009

Parte meteorológico



Donde el autor, después de unos días de intensa investigación de campo (es decir, acudiendo a las fuentes primarias, es decir hablando con gente real -no con ordenadores- preguntando, contrastando, memorizando frases, giros, acentos, inflexiones), se encuentra en siuación de resumir las condiciones climatológicas experimentadas en Santander durante los último dos meses:

Sesentadíasseguidoslloviendosinparar
Quesedicepronto
Norecordabanadaparecido
Nisiquieracuandovinimosaviviraquihacetreintaaños
Infernal,hasidoinfernal

Y a modo de excusa:

PerolaverdadesquehahechountiempomalísimoentodaEspaña